El viernes pasado, cuando la crisis incendiaria que afecta la zona centro y sur del país ya se visualizaba como una de las peores en la historia de Chile, el ex Presidente Sebastián Piñera expresó su apoyo a las víctimas del siniestro y destacó el arriendo, durante su Gobierno, de dos aviones Hércules con gran capacidad de agua que ayudarían a combatir los incendios forestales.
El Hércules C-130 tiene la capacidad de transportar 12 mil litros de agua y puede ejecutar tres descargas a 50 metros de altura, lo que apoyaría la labor de las aeronaves que Chile dispone para los incendios forestales, que permiten sólo 3 mil litros. Sin embargo, el director ejecutivo de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Aarón Cavieres, señaló ayer en 24 Horas que “los aviones grandes no sirven para combatir este tipo de emergencias", debido a las complicadas condiciones geográficas -como bosques o quebradas- en las que comúnmente se presentan los incendios. "Una aeronave grande no puede descender tanto, por lo que toda el agua que lance desde las alturas no generaría mayor impacto en el fuego", agregó. A pesar de lo anterior, Cavieres informó esta mañana sobre la llegada a Chile del avión Boeing 747-400 Supertanker, el más grande del mundo para el combate de incendios forestales, que fue ofrecido de manera gratuita por la chilena Lucy Ana Avilés, residente en Colorado, Estados Unidos. Esta aeronave puede transportar 73 mil litros de agua en diez tanques distintos, además de llevar espuma o líquido retardante en su interior. Expertos debaten Para el experto en gestión de emergencias, Michel De L’Herbe, contar con aviones de mayor capacidad es la solución al problema que tiene Conaf para enfrentar incendios de gran magnitud. Según el académico, se necesita "complementar la logística existente con más brigadas, con más disponibilidad de maquinaria pesada y sobre todo complementar con aeronaves de mayor capacidad, entre los 4 mil y 6 mil litros de descargas". Esto, asegura, ha sido resistido por las últimas dos directivas del organismo forestal, quienes han optado por adquirir aeronaves que descargan un máximo de 3.100 litros de agua. Lo ideal para De L’Herbe sería seguir el ejemplo de países como Canadá, Estados Unidos, Australia e incluso España, que disponen desde aviones pequeños hasta aviones que soportan los 10 mil litros. Esto, dice, permitiría enfrentar cada situación según su envergadura.
Pero no todos concuerdan. Según el ingeniero forestal y académico de la Universidad de Concepción, Eduardo Peña, "a veces se habla de grandes aviones, de más tecnología, pero Estados Unidos lo tiene, Australia lo tiene, y Australia el 2009 tuvo grandes incendios donde murieron más de 200 personas, eso es algo que nunca ha ocurrido aquí, entonces a pesar de todos los recursos, de toda la tecnología, en los grandes incendios es casi imposible detener el avance del fuego". Por su parte, el técnico en mantenimiento aeronáutico, Luis Quevedo, aboga por una opción intermedia: un avión o helicóptero mediano que soporte unos 10 mil litros de capacidad, pero con la agilidad suficiente para maniobrar en las zonas más complejas. En ese sentido, menciona que lo ideal sería que la Conaf o el Gobierno pudieran adquirir un avión CL415-D, o Bombardier, o un helicóptero S64 Skycrane, ambos con capacidad de unos 10 mil litros de agua. Respecto a la llegada del Supertanker, Quevedo afirmó que es "un avión demasiado grande para volarlo por la zona, sirven para apagar incendios que son en explanada. No va a servir mucho porque no es un avión muy maniobrable". Aún así, cree que Conaf no debiera mantener la idea de sólo optar por helicópteros pequeños, ya que con ellos "no se puede controlar un foco de incendio tan grande como éstos". Lejos del debate entre aviones más pequeños o más grandes para el combate del fuego, la chilena que ofreció el Supertanker, Lucy Ana Avilés, insistió en que la aeronave es un ofrecimiento en el que ni Conaf ni el Gobierno tienen nada que perder.
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