Difícil usar otra palabra para describir el estilo desplegado por el canciller Alfredo Moreno durante su paso por La Haya. Una visita que originalmente no pensaba hacer, según revela en esta entrevista, pero que, puesto en la situación, ha desarrollado haciendo gala de una personalidad difícilmente amilanable.
Lo demostró ayer, cuando, tras ingresar a la sala donde se desarrollan las audiencias del juicio Chile-Perú, tomó la iniciativa y se dirigió directamente donde su ex colega (y hoy coagente de Lima) José García Belaunde, para, apenas saludarlo, lanzarle un par de pullas por su baja de peso. Y lo demuestra ahora, en un diálogo con La Segunda en el Hotel Carlton Ambassador, centro de operaciones del equipo chileno y lugar donde hoy todo son sonrisas, tras el bien evaluado desempeño de los abogados que defienden a nuestro país.
-Visto lo que le ha tocado ver, ¿se atrevería a hacer una apuesta de qué pasará con este juicio?
-Nosotros hemos trabajado en esto por larguísimo tiempo. Hemos puesto nuestras mejores capacidades, las de nuestros abogados, las de nuestros agentes, para representar la posición chilena de la mejor forma. Este es un juicio difícil. Perú tiene buenos abogados y una defensa que se ha planificado, pero lo importante es que Chile tiene la razón y creo que lo ha demostrado. El resultado está en manos del tribunal, pero hemos hecho una gran labor demostrando los elementos que sustentan una posición como la nuestra, que ya tiene más de sesenta años y que está respaldada por lo que establece el derecho internacional: la existencia un acuerdo expreso de delimitación marítima entre los dos países.
-Sin embargo, en los días previos había abundante especulación. Se decía que éste era un tribunal que busca las salidas salomónicas y eso generó un mal ambiente en Chile. ¿Cree que después de lo que pasó ayer y hoy, con las exposiciones de nuestra defensa, ha empezado a cambiar eso? ¿Ha mejorado la confianza en nuestra posición?
-Nosotros nunca hemos perdido la confianza ni la vamos a perder. Trabajamos con toda la energía y con toda la esperanza de que esto va a salir en la mejor forma para Chile. No depende ahora de nosotros, sino del tribunal, pero la gente debe estar tranquila. No dejarse llevar ni por el pesimismo ni tampoco por el excesivo triunfalismo; hay que mirar las cosas con objetividad. Y lo importante es lo que Chile ha presentado, que está basado en la verdad y en la razón.
-¿Y cómo se asume lo que pasó en los dos primeros días? Porque, aunque el embajador Allan Wagner hizo una presentación medida y cuidadosa de la demanda peruana, después vino una sucesión de alegatos en los que se formularon todo tipo de acusaciones hacia Chile. ¿Cómo se enfrenta y procesa todo eso?
-Yo tengo mi propia opinión, pero hay que tener en cuenta que estamos en un juicio. Aquí hay un sistema jurídico adversarial, donde hay que mostrar las posiciones y mostrar por qué la del adversario no es la correcta. Eso lo habíamos previsto. Por ello, antes de las audiencias me junté con muchas personas y hablé con los medios, buscando que la gente entendiera que esto se desarrolla en un tono y manera que no son los que estamos acostumbrados, sino los propios de los juicios. Y nosotros también hemos tenido que presentar nuestra posición de esa manera, haciendo presente nuestros puntos de forma contundente, así que no hay que dejarse llevar por eso.
En cuanto a los dos agentes, han hecho una presentación clara de las posiciones, pero lo han hecho de una manera moderada y pensando que estos dos países tienen un futuro común importante, que no termina con este juicio.
"Que nunca más tengamos una dificultad..."
-¿Cómo se puede proyectar a futuro la relación con un país que nos acusa de distorsionar la realidad y de que incluso pretenderíamos imponer por la fuerza nuestras posiciones? ¿O no hay que tomarse en serio eso?
-Yo creo que eso está en el ámbito del juicio y que hacia adelante los dos países tienen que avanzar en común. Es mucho lo que tenemos para beneficiarnos mutuamente, y es cosa de mirar la historia: ¡Cuántos países han tenido dificultades y sin embargo las cosas se superan y siguen hacia adelante, y van obteniendo los beneficios de ese trabajo en conjunto!
-Hay gente que dice: los peruanos el año 99, cuando se terminaron los asuntos pendientes del tratado del 29, dijeron "ya no queda ningún problema"; sin embargo, al poco tiempo empezaron a levantar el tema del mar, y una vez que termine este juicio seguramente van a encontrar otra cosa...
-Ojalá no sea así. Uno siempre puede encontrar los problemas, pero también siempre puede encontrar las soluciones, porque entre países fronterizos siempre surgen problemas, es inevitable. Hay personas que buscan cómo resolverlos y encontrar lo positivo, y hay personas que buscan cómo hacerlos más grandes. Los dos países hoy están enfocados en salir hacia adelante. Y, tal como han señalado las autoridades, espero que esta vez éste sea el último problema fronterizo que tengamos, que quede todo zanjado y que nunca más tengamos una dificultad en esta materia.
-¿Se sorprendió con la intervención del agente Wagner, después de todo lo que se dijo de que podría ser virulentamente antichilena y con muchas alusiones históricas?
-No. A mí me preguntaron en una entrevista previa si yo pensaba que la presentación peruana iba a contener referencia a eso y yo dije que pensaba que no, por lo que veo que es la relación entre los países y por lo que veo también que fue el segundo documento escrito de Perú (su réplica), donde ese tema desapareció. Efectivamente en el primer documento peruano había una línea de plantear las cosas, pero luego las orientaciones han sido muy distintas. Me parecía, pues, que lo consistente con lo que yo veía era que la presentación iba a ser en términos netamente jurídicos.
-¿No esperaba ninguna andanada?
-Esperaba una cosa muy similar a la que hemos visto, donde hay una lucha dura en los alegatos, pero dentro del marco de conceptos jurídicos y no una cosa que tuviera que ver con elementos históricos que nada tienen que ver con la situación actual.
-¿Hubo un diálogo previo con Perú sobre cómo enfrentar esto?
-Nosotros con la Cancillería peruana y los dos gobiernos hemos hecho un trabajo mucho más amplio que ése para tratar de que el ambiente que rodea esto sea el mejor, y creo que estamos obteniendo los frutos. En esto nos han colaborado diversos sectores de la sociedad: académicos, empresariales, la gente de la Iglesia, la gente de Arica y Tacna, centros de estudios. Y la esencia de eso está en la buena relación que tenemos los dos países, expresada en los dos gobiernos y las dos cancillerías.
-¿Hubiera sido muy distinto esto si, por ejemplo, hubiera venido cada país con una delegación de parlamentarios haciendo declaraciones a cada minuto?
-Yo siempre fui partidario de que no lo hiciéramos. Incluso era partidario de no haber venido ni yo, pero, bueno, no siempre por las condiciones se hace exactamente lo que uno cree... Esto se ha dado perfectamente dentro de un marco. La Cancillería peruana ha hecho un importante aporte para que así sea y nosotros también. Los propios Presidentes han hecho un llamado y muchos sectores de la sociedad civil han contribuido. Hemos echado a andar el Cosede y, en fin, diversas iniciativas para juntar a distintas partes de la sociedad, de manera tal que esto sea lo mejor posible. Y vamos a seguir así, porque todavía falta el momento más difícil, que es el fallo.
"El día que haya resultados, no hay ni perdedores ni triunfadores internos"
-¿Siente que en este caso y en este fallo se está jugando la evaluación de la política exterior del Presidente Piñera?
-La gente efectivamente ve esto y cree que el resultado pueda depender de lo que haga yo o de lo que haga el Presidente. Nosotros estamos poniendo todo de nuestra parte para el mejor resultado, pero aquí hay una enorme continuidad. Este es un caso que lleva muchísimos años; ya lleva dos gobiernos desde que se presentó, pero incluso en los gobiernos anteriores ya había antecedentes sobre esto. Aquí ha habido una sola posición de Chile desde el año 1952, y desde el momento en que Perú cambió su opinión ya llevamos también mucho tiempo con diferentes personas en la cancillería y el gobierno, y siempre con una misma posición.
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