Chilenos decimos sismo, temblor y terremoto?Aquí opinan expertos



¿Las palabras terremoto, temblor o sismo pueden significar lo mismo? Aquí por qué los expertos defienden que significan lo mismo, y el porqué finalmente las usamos de manera diferenciada.
El reporte oficial señala que un sismo magnitud 6,7 Richter afectó el pasado 30 de enero a seis regiones del país. ¿Pero un movimiento telúrico como ese puede ser llamado "terremoto", como algunos, especialmente los expertos, defienden?.
24 horasse contactó al sismólogo Mario Pardo y al geógrafo Marcelo Lagos, quienes opinaron sobre si es correcto o no llamar a un sismo de esas características por ese nombre: terremoto.
"Fue un terremoto, un temblor de tierra o un sismo. En resumen, fue un terremoto magnitud 6,7 como también hay terremotos de magnitud 2". Con esas palabras Mario Pardo, experto del Servicio Sismológico de la Universidad de Chile, explica su posición al respecto.
"Etimológicamente terremoto es una palabra que viene el latín que significa movimiento de tierra y sismo es una palabra que viene del griego que significa movimiento de tierra", explica.
Según el sismólogo, la única diferencia entre terremoto y sismo la hacen las compañías de seguros en Chile.
¿De dónde viene entonces la diferencia que hacemos los chilenos al referirnos de manera distinta a temblores y terremotos? "Desde el punto de vista de las compañías de seguros, un terremoto es aquel movimiento que supera la intensidad VII (en Mercalli). En cualquier parte del mundo, no hay ninguna diferencia", indica Pardo.
Una opinión similiar tiene el geógrafo y académico de la Universidad Católica, Marcelo Lagos, quien explica que un terremoto "es un movimiento de tierra y es sinónimo de sismo destructor, por lo tanto decir terremoto es correcto".
"Terremoto es el fenómeno físico que ocurre y la magnitud tiene que ver con los daños, por lo tanto todos los temblores son terremotos. Cuál es la peligrosidad, depende la magnitud y la intensidad", añade Lagos.
Para Lagos, es extraño que siendo un Chile un país sísmico se haga diferencia entre un temblor y un evento mayor.
"Chile es uno de los pocos países del mundo que considera que es terremoto sólo cuando hay daños. Eso es un invento de Chile", afirma.
En ese sentido, Lagos insiste en la educación que se le debe entregar a la población.
"El tema de fondo es que la gente tiene que entender que producto de la tectónica, estamos hablando de 'terremoto'. La gente no tiene por qué asustarse. Acá se piensa que las comunidades no están preparadas para entender este tipo de conceptos", insiste Lagos, que defiende el uso de esa palabra con la misma propiedad con que se habla de sismo o temblor.
Es justamente ahí donde radica la raíz de esta distinción que no le agrada a los expertos, pero que cuida no detonar una alarma pública innecesaria en un momento de especial sensibilidad en la población.
Marcelo Lagos ejemplifica también con otro fenómeno parecido: el tsunami.
"En el caso del tsunami, tenemos tsunami que son sólo perceptibles instrumentalmente y a nadie se le dice que va a haber un tsunami porque la gente va a reaccionar mal y no va a lograr entender lo que es un tsunami", sostiene.
Como cierre de la discusión, Lagos plantea que finalmente "acá el tema es la educación".
TEMOR A TERREMOTOS
Una opinión diferente tiene el psicólogo de la Universidad Mayor, Edmundo Campusano.
Si bien algo del tema pasa pasa por la falta educación, también sostiene que actualmente la palabra terremoto hay que manejarla con cuidado, especialmente porque aún es reciente el recuerdo del 27 de febrero de 2010.
"El lenguaje no es algo menor y construye realidad. Como nombremos las cosas, se constituye en realidad. Como llamemos al fenómeno, tiene directa relación a cómo vivimos el fenómeno", advierte Campusano.
Y en nuestro país, los sismos de gran magnitud siempre han traído desastre, muerte y tiempos de tristeza.
Según el psicólogo, los chilenos aún estamos en un periodo de estrés, del que -según estudios internacionales- se sale recién al cuarto o quinto año posterior a la tragedia.
"En uno años más puede que se pueda nombrar la palabra terremoto (sin mayores problemas), pero ahora eso no ocurre porque tenemos la experiencia muy reciente", dice.
También cree que en nuestro caso, eso podría ser demorado también hasta que termine la reconstrucción. "A medida que el país se coloque de pie con la reconstrucción, se avanza en el estrés", agrega.
EL CRITERIO DE LA ONEMI Y EL SHOA: SOBRE GRADO VII
El jefe del Centro de Aleta Temprana (CAT) de la Oficina Nacional de Emergencias, Miguel Ortiz, explicó a 24horas.cl el criterio que el organismo maneja para calificar los sismos y elegir cómo los denomina.
"La Onemi califica los sismos como de menor, mediana y mayor intensidad en la escala de percepción Mercalli, es decir, se mide el impacto que tiene sobre la población (...) Obviamente si tenemos un sismo VII Mercalli o sobre eso y, además, vemos daños en infraestructura, vamos a hablar de terremoto", aclara Ortiz.

Intensidad Mercalli Calificación
De I a IV Sismo menor
De V a VI Sismo mediano
De VII a XII Sismo mayor

 Con la intensidad VII, se decreta la evacuación preventiva ante la posibilidad de tsunami, ya que "es imposible mantenerse en pie", acota Ortiz.
De esta forma, sostiene Ortiz, el organismo de emergencia sólo se aboca a analizar el impacto que tiene el evento en la población.
"Si con un sismo grado IV habláramos de terremoto, la gente lo relacionaría a destrucción y la pérdida de vidas humanas. La idea es entregar una información para que la gente se forme una idea. No queremos alarmar a la población", aclara.
Sobre el último sismo de mayor magnitud (6,7 Richter en Huasco), Ortiz aclara que no se le llamó terremoto porque "en la Región de Atacama hubo una intensidad VI Mercalli. Desde el punto de vista estructural, hubo sólo caída de construcción ligera, pero por el daño que generó no puede ser catalogado como terremoto".
El Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (Shoa) en su página web (www.shoa.cl) indica lo siguiente sobre este tipo de eventos:
"Lo perciben (el sismo) todas las personas. Se atemorizan y huyen hacia el exterior. Se siente inseguridad para caminar. Se quiebran los vidrios de las ventanas, la vajilla y los objetos frágiles. Los juguetes, libros y otros objetos caen de los armarios. Los cuadros suspendidos de las murallas caen. Los muebles se desplazan o se vuelcan. Se producen grietas en algunos estucos. Se hace visible el movimiento de los árboles, o bien, se les oye crujir. Se siente el tañido de las campanas pequeñas de iglesias y escuelas".
 



 


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